El postre vigilante es de lo
más sencillo y delicioso. Se prepara con unos cortes o rodajas de queso con
otras de batata o membrillo. Se le conoce en diferentes lugares también como:
queso y dulce, ate con queso, Romeo y Julieta o Martín Fierro.
El queso con el que se
prepara puede ser de cabra, de oveja, de vaca o queso fresco. En algunos
lugares se combina también con ate de guayaba, perón y fresa.
En Argentina es un postre
muy tradicional y es allí donde se le conoce como Postre vigilante.
Más allá de sus variantes,
el vigilante ha adquirido identidad nacional en Argentina. Y lo cierto es que
su nombre lo decreta 100% porteño (de la capital), aunque haya más de una
versión que lo explique. “Vigilante” no es más que la denominación popular dada
a la policía en la jerga urbana. Ahora bien, ¿por qué se ha bautizado al postre
de esa manera? Existen dos versiones diferentes. La primera señala que era el
preferido de los policías de principio de siglo XX, ante la comodidad de comerlo
de pie. Mientras que la segunda atribuye su origen a una cantina del barrio
porteño de Palermo, donde solían comer los “vigilantes” de la zona. Puro mito y
tradición para un postre que nunca pasa de moda.
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